La llave maestra: Externalizar tu atención

En un mundo en que todo cambia a menudo, el hecho de sentir la necesidad de tener control, invita a tener que generar algún tipo de sentido de compromiso positivo con nuestro entorno. Nuestros sentidos funcionan a pleno rendimiento durante la totalidad de nuestro día a día y gracias a la capacidad del cerebro de gestionar nuestra atención no estallamos al percibir de forma constante cualquier aspecto que nos rodea.

Si entramos en una habitación con mucha luz y sobre la mesa hay una vela encendida, nuestro cerebro no interpretará nada extraño, los sentidos informarán de la condiciones existentes y todo le parecerá normal. En cambio, si entramos en la misma habitación, estando esta a oscuras y permaneciendo la vela encendida, el cerebro prestará atención directamente a la vela, dado que la información que recibe resulta algo disonante. Lo que de alguna forma ha sucedido es que se ha puesto en marcha la activación reticular, es decir el interruptor que activa nuestra percepción de ideas e información.

En cualquier momento del día nuestro cerebro es capaz de registrar hasta 8 millones de bits de información, y si no fuera por el filtrado que hace gracias a la formación reticular del mismo, nuestra vida sería muy diferente.

Aún así siguen rondando en nuestra cabeza montones de cosas y asuntos que captan nuestra atención, una molestia estomacal, pensamientos acerca del estado financiero de nuestra empresa, el espejo retrovisor de nuestro coche que lleva roto más de un mes, etc. ¿Quién es el responsable de estas cosas o asuntos? Nuestro cerebro habrá realizado un primer trabajo de filtrado, pero has de ser tú quien dote de significado a cada una de estos elementos. El problema es que solemos pensar sólo en las cosas en lugar de aclarar que significan realmente para nosotros. Para lograr cambiar este esquema de pensamiento debemos en primer lugar tener materia prima, es decir, tener dichas cosas en algún lugar en el que puedan ser fácilmente revisables, y créeme, la mente no es el mejor lugar. La clave radica por tanto, en externalizar todo aquello que llama tu atención. En leguaje GTDiano, capturar y depositar en un lugar seguro todo aquello que se acerca a tu mundo tanto interior como exterior y que de alguna forma capta tu interés.

La sobrecarga de información mental, nos lleva a la desconcentración y a la pérdida de enfoque. Cuando te encuentras dentro de un ambiente cargado lo mejor es hacer limpieza, capturando todo aquello que te perturba. Si algo permanece en tu mente, sácalo fuera de ella, escríbelo en una hoja de papel y experimenta la sensación. Tan pronto como este fuera de la cabeza, podrás comenzar a aclarar cuál es su significado, mientras que si permanece en su interior, dará vueltas y vueltas hasta estresarte.

La verdadera función de nuestra mente es la de crear y no la de almacenar cosas, para eso están las cajas, las carpetas, etc. Sin embargo suele darse la siguiente paradoja: almacenamos las cosas en nuestra cabeza para sentir control sobre ellas y sin embargo lo que conseguimos es el efecto contrario.

La definición de la locura es continuar haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.

Albert Einstein

Para romper la paradoja, lo que puedes hacer es vaciar tu mente, dejarla libre, liberarla de todas las ataduras que le impiden desplegar todo su potencial, a través de construir una conciencia y un hábito de reconocer y externalizar todo aquello susceptible de ser almacenado, dado que ha llamado tu atención. Si consigues desarrollar este comportamiento serás el dueño del anillo de poder, un anillo para dominar todos tus pensamientos y dotarlos de significado, poder que te llevará comenzar a experimentar la sensación de control, la reducción y el control del estrés, además de a reencontrare con la creatividad y con la inteligencia mental entre otras cosas.¿Estás dispuesto a cambiar para gozar de ese poder? Si es así ponte en marcha y haz de la captura, un nuevo estilo de vida en la que tu mente quede libre,  para poder soñar, desarrollar, crear e innovar.