Proyectos: ¿Qué podemos hacer para conseguirlo?

En la entrada anterior veíamos como poniendo en marcha nuestro Sistema de Activación Reticular, es posible configurar una imagen clara de cuál es el resultado que queremos alcanzar. Pero, ¿qué es lo que hace nuestro cerebro a partir de esta situación? Sencillamente detecta que dicha imagen construida difiere de la actual, con lo que de manera automática procede a rellenar los espacios en blanco que existen entre las imágenes, con el fin de que se produzca una conexión entre ambas. A partir de este punto nuestra mente comienza a generar y a generar ideas desde la claridad del resultado perseguido. Comienza el tercer paso de la planificación natural de proyectos. La lluvia de ideas.

Ya conocemos la importancia que tiene en GTD el hecho de capturar todo aquello que te pasa por la mente, dado que no está diseñada para almacemar información. En esta fase de la planificación, precisamente lo que conseguiremos será generar un montón de información potencialmente útil para el proyecto, y esa información no debe perderse, debe registrarse. En los últimos años han surgido múltiples técnicas de creatividad para poder llevar a cabo esta generación de ideas. Mapas mentales, clustering, patterning, etc. Aunque cada una de estas ténicas se describen como si no estuviesen relacionadas, para el usuario final, estas técnicas sirven básicamente para permitir la retención y expresión de cualquier tipo de idea creativa respecto a algo, para en una posterior fase ver cómo encajan realmente de cara a nuestro resultado.

De entre todas estas técnicas, la más conocida es la de generación de mapas mentales, término acuñado por el británico Tony Buzan cuya principal área de investigación ha estado centrada en cómo funciona nuestro cerebro. Un mapa mental es una representación gráfica sencilla que refleja un flujo orgánico natural de información. Parte de una idea central sobre la que se trabaja y a partir de este punto se van dibujando ramas y ramas de ideas asociadas a la misma. En última instancia se consigue una representación gráfica muy visual de todas las posibilidades que tenemos ante nostros para desarrollar algo. Como define el propio Tony Buzan, un mapa mental es una expresión del pensamiento irradiante. Si tienes interés en profundizar sobre esta técnica te recomiendo leer el libro de los mapas mentales del autor de esta técnica.

La mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas. Linus Pauling

Lo maravilloso de este proceso de generación de ideas es que a partir de ellas se generan de forma automática muchísimas más de las que seguro se nos hubieran ocurrido de forma aislada. Esto se debe a lo que en psicología se cononoce como cognición distribuida, una teoría moderna sobre el aprendizaje que afirma que todo el conocimiento que adquiere una persona no sólo procede de ciertas transformaciones que se producen en su interior, sino que por el contrario se basa en una interacción distribuida con el ambiente que le rodea, es decir, con los objetos o personas con los que interactúa e incluso con imágenes de acontecimientos o cosas que ha ido aprendiendo.

Si quieres aprovechar al máximo esta fase de la planificación, debes centrarte en tres aspectos clave. El primero de ellos es el de no juzgar ninguna de las ideas que surjan. Todas son potencialmente interesantes por lo que la censura no tiene sentido. Debes procurar centrarte en la cantidad más que en la calidad. Y por último dejar a un lado el análisis e intrepretación de las ideas. Se trata de conseguir cuanta más materia prima sea posible, para en una cuarta fase de la planificación poder hacer zoom sobre ellas y tomar deciciones.

Esta fase de la planificación debe apoyarse sólidamente en la imagen generada acerca del resultado que se pretende alcanzar, dado que la imagen creada en nuestra mente es la fuente generadora de ideas. Es como si desde el futuro mirásemos hacia atrás y recorriéramos de nuevo el camino andado. Recorriendo ese camino encontraremos infinidad de ideas que trasladadas al presente conformarán esa materia prima necesaria para hacer realidad nuestro resultado.